Este es un documento provocativo a manera de punto de partida. Todo lo aquí contenido puede ser objeto de contradicción, comentario, profundización, correción, complementación, etc., siempre en términos constructivos y en cumplimiento del objetivo del proceso.
Introducción y prediagnóstico
Hemos querido iniciar la indagación al sector cultural, para efectos del diseño del Plan Estratégico de Cultura para Santander, por las manifestaciones artísticas, específicamente por el Teatro y la Danza. Existe un documento bastante importante sobre el teatro en Santander denominado “Desconcertados”, el cual se produjo a partir de lo expresado y discutido en el Foro Teatro & Memoria realizado en 2002. El documento intenta reconstruir la historia teatral del departamento a partir de los recuerdos y vivencias de quienes sobreviven en el oficio. No es un documento riguroso, lo que no le quita su importancia, y en cambio resulta bastante nostálgico de lo que fueron las épocas “doradas” del teatro santandereano.
Nos recuerda Omar Alvarez, director de teatro de la UIS, que por Bucaramanga entraban al país, proveniente de Venezuela, las compañías teatrales, principalmente de ópera y zarzuela, a finales del siglo XIX. Este hecho produjo los primeros públicos en la ciudad y un gran entusiasmo por la actividad teatral. Esto resulta fácilmente demostrable si lo cotejamos con la cantidad de teatros que llegó a tener la ciudad en el siglo pasado: Teatro Coliseo Peralta, Teatro Garnica, Teatro Rosedal, Teatro Santander, Teatro Unión, Teatro Sotomayor, y otros más que nacieron en el auge de la proyección cinematográfica, cuando la ciudad era menos de la cuarta parte de lo que es hoy día.
El documento nos habla de grupos, directores, grandes maestros, montaje de obras de diferentes autores, anécdotas, premios, reconocimientos y pugnas ideológicas que acompañaban y motivaban el quehacer teatral. Todo lo descrito allí no es distinto a lo que ocurrió en las otras principales ciudades colombianas; sin embargo, pareciera que el teatro en Santander no logró sobrevivir con suficiencia a su propia historia, y hoy el panorama, y el documento lo reconoce en la voz de sus ponentes, es bastante desalentador.
Casi se podría afirmar que el teatro en Santander desapareció, a pesar de los esfuerzos que realizan soñadores como Jaime Lizarazo con su festival Santander En Escena, de la obstinación de Omar Álvarez desde el Teatro UIS, y algunos otros grupos que esporádicamente se toman la escena del Área Metropolitana en momentos de coyuntura. La mayoría de actores y directores se ha atrincherado en otros quehaceres, obligados por la necesidad y a la espera de que algún día cambien las condiciones para el ejercicio del oficio teatral.
Así como la existencia de un gran número de escenarios teatrales fue vestigio de la riqueza de la escena teatral santandereana, su desaparición o decadencia constituye un vestigio de la pobreza teatral que hoy existe.
No existe un solo grupo de teatro estable y profesional en Santander.
No existe una sola sala de teatro independiente en todo el departamento.
No existe una producción teatral continuada, y, por ende no existe una agenda continua de actividad teatral, ni siquiera en Bucaramanga.
Tampoco existe una escuela de teatro en donde se formen los actores y directores de la región. Y así es muy difícil.
Existe un festival importante que cada año nos recuerda la existencia del teatro, y que intenta mantener y cultivar, con gran esfuerzo, un público para la escena en Santander.
La reflexión y el recuento que hace “Desconcertados” son supremamente importantes, pero de ese tiempo para acá es poco o nada lo que se ha hecho para superar de manera estructural la crisis del teatro en Santander, y un festival no es suficiente para resolverla. Prueba de ello es que Colombia, no obstante ser sede de uno de los más importantes festivales de teatro del mundo, como lo es el iberoamericano de Bogotá, ha profundizado la crisis del teatro en las últimas dos décadas.
La casi desaparición del teatro en Santander, le propone al Plan un especial énfasis en esta manifestación artística, más aún si valoramos la memoria histórica, más allá de las reminiscencias, y retomamos la importancia que ha tenido y sigue teniendo el teatro en la vida social. Prueba de ello es el mismo festival iberoamericano de teatro de Bogotá que transforma la ciudad y al país mismo, que provoca impresionantes movilizaciones y solidaridades en torno al arte, que proyecta al mundo una imagen de lo que en el fondo somos o queremos ser como nación, y que renueva o intenta renovar las esperanzas del pueblo colombiano; y esto último sería suficiente para seguirle dando sustento y vida a dicho certamen. También está el festival internacional de teatro de Manizales y el buen número de salas concertadas para teatro que existen en Bogotá, Medellín y Cali.
¿Qué hacer?
Ideas y supuestos
Procesos de formación: escuela de teatro.
Sin formación los demás procesos del desarrollo cultural no tienen sustento. Si no hay una nueva generación de actores y directores el teatro está condenado a desaparecer. Los talleres, aunque importantes y necesarios en ciertos contextos, no constituyen una solución estructural al problema.
La escuela de teatro debe responder, además, por la formación de titiriteros, actores y directores de teatro callejero, narradores orales escénicos, comediantes unipersonales y demás formas del arte teatral.
La escuela debe tener un proyecto pedagógico de mínimo dos (2) años y contar con maestros experimentados que garanticen resultados a corto y mediano plazo.
La escuela debe formar y acreditar a sus alumnos para el arte teatral y para que desarrollen desde éste sus proyectos de vida.
Un egresado de la escuela debe estar en capacidad de dedicarse a la producción teatral como oficio o a la formación de grupos de teatro escolar, universitario, municipal, comunitario, empresarial, etc.
Procesos de creación: incubación de grupos estables de teatro.
Si no hay producción no hay público, y sin público no hay teatro. Es necesario fomentar la producción teatral, lo que significa incubar y patrocinar compañías, montajes y salas concertadas. Seguramente no serán muchas inicialmente, pero si las suficientes para hacer una siembra de teatro en el departamento desde una estrategia sistémica y desencadenante, es decir, como factor de cambio de las condiciones actuales.
Lo anterior debe estar acompañado de procesos serios de formación en gestión y administración cultural, de manera que los grupos cuenten con herramientas suficientes que les garantice el autosostenimiento. Una compañía de teatro bien organizada en Santander, con un portafolio amplio de servicios, puede llegar a contar con una demanda suficiente que le permita sostenerse sin renunciar a los procesos de experimentación y creación. El no existir actualmente un mercado competido constituye una oportunidad para que la oferta que se genere tenga una demanda inmediata. Sostener el mercado de bienes y servicios teatrales tendrá que ver con la calidad de la producción teatral y ésta con los procesos de formación de actores y públicos.
Procesos de promoción y difusión.
Se debe buscar fortalecer y continuar el festival de teatro Santander En Escena y el festival internacional de la palabra Abrapalabra, el cual insertamos en este lugar por su naturaleza escénica, haciendo que éstos y todos los festivales artísticos que se realizan en el departamento se descentralicen de la capital, con un mayor énfasis y presencia en los demás municipios a través de muestras representativas de excelente producción. Las muestras municipales de los festivales no pueden ser menores en calidad que las que se realizan en Bucaramanga, de tal forma que cumplan su papel de sensibilización y formación de públicos.
Los festivales deben contemplar siempre en su programación la participación de grupos y actores del departamento, manteniendo la autonomía de su escogencia en términos de calidad y trayectoria, lo que los debe comprometer en procesos de coproducción de obras.
Los festivales deben contemplar y profundizar procesos de intercambio cultural que permitan a los grupos y actores de Santander ser promovidos y programados en otros festivales nacionales e internacionales.
El teatro callejero y la cuentería deben estar presentes a lo largo del año en los parques de los municipios, la programación cultural de las ferias y fiestas y en la temporada turística.
El Plan puede contemplar la creación de otros festivales de teatro, pero éstos deben crearse en capitales de provincia o en municipios con vocación turística durante las temporadas respectivas. El Plan puede contemplar la recuperación del Festival Nacional de Títeres, una vez se surta un proceso de fortalecimiento de esta actividad en el departamento.
El Plan debe contemplar la creación de muestras escolares, universitarias, empresariales y comunitarias, a medida que se va avanzando en el logro de las metas estratégicas fundamentales.
El documento “Desconcertados” nos alerta sobre la falta de una memoria documentada del teatro en Santander. La mayor parte de la historia de lo que aquí ocurrió reposa a pedacitos en el recuerdo de quienes sobreviven, y es urgente echar a andar una investigación rigurosa que la recoja, la arme y la publique. Este tipo de investigaciones debe generar una serie de productos visibles y circulantes: documentales para cine, video y televisión, testimonios para radio, libros, páginas en Internet, etc., lo que nos remite inmediatamente a la necesidad de constituir un centro de documentación y memoria cultural debidamente administrado y estructurado.
El proceso teatral y todos los demás procesos del Plan deben documentarse suficientemente y remitirse al centro. Igualmente, todos los procesos teatrales anteriores y sus vestigios (carteles, grabaciones, plegables, notas de prensa, críticas, videos, fotografías, etc.) deben ser recogidos, adquiridos, catalogados y depositados en el centro de documentación y memoria cultural.
El centro de documentación y memoria cultural debe hacer parte del observatorio de cultura de Santander, grupo sistémico de investigación, seguimiento, evaluación y control del Plan que deberá crearse para darle sostenibilidad y garantías al mismo.
Infraestructura.
Participar en la cofinanciación del proyecto de restauración y puesta en funcionamiento del Teatro Santander. Velar porque la funcionalidad de este bien cultural tenga las especificaciones técnicas que requiere la actividad teatral y brinde condiciones de acceso y uso para el sector.
Fomentar en el departamento el programa de salas concertadas de teatro del Ministerio de Cultura.
Promover la construcción de un teatro en la ciudad de San Gil, centro de la actividad turística del departamento.
Procesos de participación.
Fortalecer los procesos de representación del sector teatral en el consejo departamental y municipal de cultura. Crear consejos provinciales de cultura que permitan una interacción más directa del sector con el gobierno departamental. Crear consejos departamentales de área que validen permanentemente la representación del consejero en su territorio.
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